sábado, 6 de noviembre de 2010

Beneharo Linares Díaz 1-A Me gustan los baifos

   Miguel era un niño de nueve años, vivía en un pueblecillo de La Orotava, con sus padres y con su abuelo. Durante la semana, por la tarde después de hacer la tarea le gustaba mucho ir a jugar con sus amigos al boliche.
   Los fines de semana después de un buen desayuno con gofio, leche de cabra, fruta y queso, Miguel se preparaba para ir a ayudar a su abuelo a trabajar las tierras y ocuparse de los animales. Su abuelo tenía unas huertas plantadas de papas y millo. Aquel millo daba unas piñas que a Miguel le encantaba comérselas asadas con mantequilla.
   También tenía un pequeño establo con animales, unas cabras y un perro que las cuidaba. A Miguel le gustaba mucho un baifo negro con manchas blancas que había nacido hace poco, le encantaba jugar con él por las montañas. Un día cuando las cabras estaban pastando Miguel tropezó y se hizo daño en la rodilla. Más tarde el abuelo dio un silbido para que el perro agrupara las cabras, al ver que faltaba el baifo y Miguel, el abuelo decidió ir a buscarlos por las montañas. Tras un largo tiempo de búsqueda sin resultado el abuelo oyó balar al baifo, detrás de unas rocas y allí estaba Miguel, tumbado en el suelo y el baifo cuidándolo al lado. El baifo a pesar de haber escuchado al perro decidió quedarse cuidando a Miguel. El abuelo preguntó a Miguel: 
   -¿Te has hecho daño Miguel?
   Miguel contestó:
   - Me duele un poco la rodilla. 
   El abuelo le dijo: 
   - Anda, agárrate a los hombros que te voy a llevar en brazos. 
   Miguel hizo lo que su abuelo le dijo y cuando iban de camino a casa el niño dijo sonriendo: 
   - Sabes abuelo, ¡ me gustan los baifos!.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nota: 6

Anónimo dijo...

Nota: 5