miércoles, 4 de mayo de 2011

El superhéroe Enrick Duck Raúl Viñas Abadía 1ºA

Yo, Enrick Duck, a  día 20 de diciembre del año 2450 a mediados del sigo 25, advierto al villano Duck, mi hermano, que si no se rinde en el solsticio de invierno, mañana, tendrá duros problemas.
                                                                                                Firmado: 
                                                                                                               YO

-¡Vamos Sill! ¡Sill!- Dijo Enrick.
-¡Sill! ¿Dónde estás perro malo?- Un gran perro del tamaño de un caballo asomó su hocico por la puerta.
 Enrick salió por la puerta, se montó en él y le ordenó que fuese hasta la puerta del jardín.
 Mientras avanzaban, el perro fue sorteando sus excrementos de una medida con relación a su tamaño.
 Al salir giraron a la derecha y, al trote, se dirigieron a la oficina de correos.
-A entregar la carta mi perro verde- Y sí, el perro era verde pero… se me olvidó aclararlo.
Al llegar a la oficina de correos se bajó del perro torpemente y entregó la carta como "urgente", se dio la vuelta y se montó en el perro. Cuando iba a marcharse la señorita que le había atendido le recordó que tenía que pagar, si no la entrega sería imposible.
 Se quedó pensando, no tenía dinero, se ganaba la vida con lo que él llamaba "sus poderes"… eso también me olvidé de advertirlo… bueno, en realidad sus poderes se podrían quedar como… astucia… aunque fuese torpe era… algo parecido a astuto.
 Decidió llevársela a él en mano pero el perro era demasiado gandul para atravesar Londres en un solo día así que tendría que modificar en la carta lo de "mañana" por un "hoy".
 Su hermano vivía en la casa de su madre, o sea la casa de la madre de ambos.
Sí, era un poco cutre que un villano estuviese viviendo en la casa de su madre, pero es que no teníamos donde ir y en la casa de nuestra madre sobraba una cama así que… lo echaron a piedra, papel o tijera y, como de costumbre, ganó su hermano. No sé porque, pero siempre le ha ganado.
 Ellos vivían al sur de Londres y Enrick al norte, caminó y caminó, bueno mejor dicho, cabalgó y cabalgo, hasta el Támesis, allí descansó toda la noche y retomó bien temprano el camino.
 Al llegar a la calle de su madre pudo distinguir fácilmente su casa porque rebosaba de diferentes colores, azules fuertes y flojos, rojos, rosas intensos, fucsias, verdes, blancos…todos menos el negro. Al hermano le chiflaban los colores, era él el que había teñido a mi perro de verde… ¡Le odiaba!
 Tocó a la puerta, esperó y al rato una larga y fina nariz asomó por la puerta, era la señora Clocker, en ella lo único fino era su nariz.
 - ¡Oh no! ¡Ya volvemos con las peleitas!
-¿Qué hablas mami? ¡Sabes que esto es algo serio!
-¡No lo es!
-¡Si lo es!
- Bueno da igual, ¿Qué quieres?
-¡Es obvio! Ver a mi hermano.
-Arriba en su habitación.
 Subió las escaleras y tocó a la puerta de su antigua habitación.
 -¡Todavía quedan cinco minutos para que sea la merienda!
-No soy tu madre hermanito
-¡No! ¡Otra vez tú!- La puerta se abrió de golpe y apareció su hermano detrás de ella.
-¿Que quieres?
-Toma léelo- Le entregó la carta.
La leyó, se echó a reír y le preguntó.
-¿Qué me vas a hacer tú a mí?
-Sencillo, toma- Le entregó otro papelillo doblado en cuatro.
-Si no te rindes ábrelo.
El hermano atrevido abrió el papel.
 -¡Problemas de matemáticas!
-Sí, es lo que ponía en la carta, sé que nunca lograste hacer uno y  que te dolía la cabeza de intentarlo.
-Sí, pero esto no es propio de un villano como tú.
-¡Yo! ¡Si aquí el único villano eres tú!
-¿¡Qué hablas!? Si yo soy el héroe, el que salva a la ciudad de tus malvados planes- exclamó su hermano.
-¿¡Como!? Si fuiste tú el que pintaste a mi perro de verde y a mi camiseta preferida de rosa
-¡El perro se cayó en mi bañera de juguetes, no lo pinté yo! Y lo de la camiseta… ¡Tú le chivaste a mamá que me hice una chuleta para el examen de mates!
-¡Porque tú me pusiste un cubo de pintura azul encima de la puerta antes de ir al cole!
-¡Porque tú…!
 -¡Chicos! ¡Bajen a merendar de una vez y dejen de gritar que me va a doler la cabeza!- Dijo la madre de los Ducks.
-¡No!
-¡Yo tampoco!
 -¡¡CHICOS!! ¡¡YA!!
-Vale mamá… 

Por mucho tiempo que
pase, los hermanos seguirán igual.

No hay comentarios: