martes, 3 de mayo de 2011

LAS PALABRAS SE REBELAN Erin Amador Martínez 1º A

   Hace muchos, muchos, años, tantos que ni nuestros abuelos lo recuerdan, existió una batalla de palabras y soldados. Sí, sí, como lo oyen. Los niños ya estaban cansados de las palabras con h, estaban cansados de suspender los exámenes de lengua, de cometer 50 faltas de ortografía en los dictados, o de tener que escribir 100 veces la palabra "hacer" porque la habían escrito sin h. Así que un buen día, los niños, decidieron reunirse para contratar a una legión que eliminase a las palabras con h del diccionario. Pero no iban a contratar a una legión cualquiera, iban a contratar a la legión del general Tank, un hombre bajito, regordete, de voz grave, bigote, y pelo canoso. Su legión era muy especial, ya que todos sus miembros eran tan pequeños, que hasta un lápiz superaba su tamaño, pero a pesar de ello, eran invencibles.
   Esa misma tarde, Pablo, el representante del grupo, llamó por teléfono al general Tank.
   -¿Si?- contestó una voz grave.
   - Buenas tardes, mi nombre es Pablo y me gustaría hablar con el general Tank, si es posible.
   - Sí, soy yo. ¿De qué se trata?
   - Verá, es que nos ha surgido un problemilla. Queremos eliminar a las palabras con h del diccionario y queríamos saber si usted y su legión podrían ayudarnos.
   - Por supuesto, pero ¿cómo podríamos hacerlo?
   - Pues, mis amigos y yo hemos pensado que como el diccionario es una especie de mar lingüístico con millones y millones de palabras, quizá ustedes podrían hacer que las palabras con h naufragaran.
   - Chico, esa es una idea sencillamente ¡brillante!
   - ¡¿De veras?! – exclamó Pablo contentísimo.
   - ¡Por supuesto! Mañana mismo, a las 9:00 de la mañana en la biblioteca, realizaremos la operación.
   - De acuerdo, muchísimas gracias. Adiós.
   - Adiós.
   A la mañana siguiente, a las 9:00 en la biblioteca, la legión estaba lista para atacar.
   -Abordaremos las fuerzas enemigas con cañones y crearemos unos agujeros en su superficie, haciendo que el agua se filtre y hunda la palabra, provocando el mismo efecto que en un barco de verdad. Y ahora si me lo permite, empezaremos la operación.
   - S-s-si cla-a-aro.- exclamó Pablo alucinado.
   - Bien; ¡Aaaaaa sus puestos! ; ¡Fiiiiiiirmes! ; ¡Fueeeeego!
   ¡BUM, BUM, BUM! Hubo un estruendo en la sala y se cubrió de un humo negro. No se podía ver nada.
   - ¡Ayyyyy! – exclamó una vocecita aguda.
   - ¡¿Quién ha dicho eso?! – gritó el general Tank.
   De repente, todo el humo que había en la sala desapareció y en su lugar estaba la palabra "habitación" llena de agujeros y arañazos.
   -He sido yo- exclamó.
   El general Tank la miraba atónito y sin palabras.
   -¿Cómo se atreven? Vienen hasta aquí, bombardean y destrozan nuestra casa, nos intentan matar, y ahora, son tan cobardes que no dicen ni una sola palabra. ¡Deberían estar avergonzados! Por lo menos nos merecemos una disculpa.
   El general Tank retrocedió incorporándose nuevamente.
   -¡Nueva orden de ataque! ¡Fueeeego!
   Los soldados, haciendo caso a las órdenes del general Tank, cargaron los cañones y volvieron a bombardear el diccionario.
   - Esto sí que no lo permito – exclamó la palabra "habitación" - ¡Chicas, dadles caña!
   Las demás palabras con h se unieron formando una h gigantesca, y aproximándose hacia el pelotón de soldados, los fueron tirando uno a uno del diccionario.
   - Así, se llevarán su merecido.
   Los niños, asustados, salieron corriendo, pero antes de llegar a la puerta, las palabras volvieron a unirse, esta vez, formando una cuerda con la que rodearon al grupo de niños.
   - ¡Por favor, no nos maten, lo sentimos! – dijeron los niños a coro.
   - No vamos a matarles – respondieron las palabras riéndose a carcajadas – Pero tienen que prometernos que nunca más nos escribirán sin h, a nadie le gusta que le quiten una parte de su cuerpo.
   - De acuerdo, lo prometemos.
   Y así lo hicieron, los niños escribían las palabras con h correctamente y con todas sus letras, incluida la h, las palabras vivían felices en el diccionario, como siempre, y respecto al general Tank y a su legión, nunca más se volvió a saber de ellos, aunque se rumoreaba que habían dejado su trabajo para dar clases de Lengua en los pueblos más cercanos.

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