sábado, 6 de noviembre de 2010

Erin Amador Martínez 1º A No me gustan los baifos

   Hace mucho, mucho tiempo, un baifo y un sapo se encontraron un terreno seco y agrietado y decidieron sembrarlo a medias. El baifo quiso plantar papas, y el sapo quiso plantar trigo para molerlo y hacer gofio.
Fijaron una fecha, y cuando llegó el día, el sapo cogió la guagua para ir a la casa del baifo y comenzar juntos la tarea.
  - Buenos días baifo, hoy es el día perfecto para empezar a sembrar en nuestro nuevo terreno. ¿Vamos juntos?
  - ¡ Ay, sapo, no puedo ir ! Si vieses lo enfermo que estoy: me duele tanto el estómago que no puedo ni moverme...
  - No te preocupes, yo sembraré el trigo y plantaré las papas.
   Cuando llegó el momento de recoger las papas y segar y trillar el trigo, el sapo volvió a llamar al baifo. Pero este volvió a repetirle:
  - ¡ Ay, lo siento, pero no puedo ir, me duele tanto la cabeza que no puedo ni moverla......!
  El sapo segó y trilló el trigo y recogió las papas. Cuando acabó fue a avisar al baifo.
  - Ya está todo preparado, sólo falta repartírnoslo. ¿Vienes conmigo?
  - ¡Claro que sí !- le respondió elbaifo.
   Llegaron al terreno, y cuando el baifo vio la cosecha toda recogida y metida en los sacos le dijo al sapo:
  - Este año hay muy poca cosecha para repartírnosla entre los dos. Creo que es mejor que hagamos una carrera para ver quién se la queda. El ganador es el que llegue antes a los sacos.
  - De acuerdo, haremos la carrera pasado mañana.
  El sapo, que estaba preocupado por el trato fue a visitar a su otro amigo sapo, que estaba jugando a los boliches al lado del estanque.
  - ¡ Tienes que ayudarme ! - le dijo muy preocupado.
  - Vale, pero mejor vamos a un guachinche que hay en la esquina y lo discutimos mientras tomamos unas cervezas.
  Acordaron que el amigo se escondería en el saco de la cosecha y el sapo se pondría en la línea de salida. El plan no podía fallar.
  Cuando llegó el momento de la carrera y dieron la salida, pusieron el plan en marcha.
  A mitad del camino, cuando el baifo iba llegando a la meta giró la cabeza hacia atrás y vio que el sapo no estaba. No saben cuál fue su sorpresa al ver al sapo dentro del saco. Y como el baifo no distinguía a un sapo del otro creyó que había perdido y se fue triste a su casa. Los sapos para celebrarlo metieron las papas en el horno e hicieron una pella de gofio con el trigo ya preparado.
  El sapo estaba muy contento, pero pensó para sus adentros:
  - Lo que sí tengo claro es que no me gustan los baifos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota: 9