Érase una vez en un gallinero de la Palma, un gallito muy extraño llamado Gonzalo. Gonzalo era un gallito como todos los demás salvo por una cosa; que era claustrofóbico, por lo cual no le gustaba estar encerrado en el gallinero con todas las gallinas. Un día yendo a la gallo- escuela se quedó mirando al prado que había mas allá del gallinero cerrado con fechillo, de los establos y de la caseta del perro Domingo, y pensó que le encantaría correr por el prado libre de vallas y lejos de tanta gallina, pero claro está, eso era imposible.
Un día como todos los sábados, en el gallinero cambiaban de cereal, para así engordar más a las gallinas, y este sábado tocaba gofio. El granjero les puso en los comederos el gofio y todos los gallos y gallinas a comer. Cuando Gonzalo probó el gofio sintió que podría hacer la maratón y una vocecita en su cabeza le dijo:
- ¡Ve hacia el saco y comételo todo!.Y así hizo, mientras las demás gallinas comían como cerdos él pensó: qué modales, ni siquiera se ponen los baberos.Y poco a poco se acercó al saco, donde estaba todo el gofio para la semana y saltó y se lo comió todo. Y fue corriendo a la verja del gallinero, y la rompió, siguió corriendo y olió las papas con mojo que comería el granjero de almuerzo, siguió corriendo y pasó por los establos y vio al perro Domingo asustando a las vacas, siguió corriendo y rompió la verja del final y vio el prado con sus baifos y Gonzalo se sintió libre y miró a los baifos contentos y pensó:¡me gustan los baifos!
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Nota: 6
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